Bohemian Rhapsody: Un biopic que se sale de la pantalla

Bohemian Rhapsody

Después de años en producción y cambios de última hora, Bohemian Rhapsody ha salido a la luz este año 2018 y vengo a deciros que ha nacido para triunfar.

Rubén Arena.- Después de disfrutarla varias veces en el cine, una para saciar mis ganas de Queen y otra para analizarla mejor, Bohemian Rhapsody es un filme que te atrapa desde que empieza a sonar “Somebody To Love” en el minuto cero.

Comenzar en el Live Aid para continuar con una analepsis que nos traslada a los momentos jóvenes de Freddie es una decisión que le sienta muy bien al ritmo de la película; ver a Freddie preparándose para actuar ante miles de personas es emocionante.

La interpretación de Gwilym Lee, Ben Hardy y Joseph Mazzello (Brian, Roger y John) junto a la de Rami Malek (Freddie), conforman una perfecta armonía que hace que el espectador sienta que está viviendo los acontecimientos que se narran.

Donde más destacan los cuatro actores juntos es en las recreaciones de los conciertos; observar a Malek bailar por todo el escenario como si el espíritu de Freddie le estuviese guiando, mientras Hardy golpea la batería como Roger lo haría, Lee interpreta los cósmicos riffs de Brian y Mazzello zarandea tímidamente el bajo como Deacon es impresionante.

Bohemian Rhapsody es una oda a Queen, a su música y sobre todo a Freddie.

Se nota que la producción ha puesto especial cariño para traer de vuelta esos momentos tan mágicos, haciendo que nuevos y veteranos fans sean incapaces de desviar la mirada.

El ritmo audiovisual del biopic, si bien se torna acelerado en algunos fragmentos y deja hilos argumentales inconclusos, hace que la narración sea dinámica. Bohemian Rhapsody es una película, y como tal desecha la rigurosidad argumental en pie de construir un producto audiovisual comercial, divertido y fácil de ver.

Por otra parte, y como no podría ser de otra manera, la banda sonora de Bohemian es excelente; una buena selección de canciones de Queen, así como mixes específicamente creados para la película envuelven a los espectadores con la tecnología sonora de los cines. Además, la producción ha contado con la participación del cantante canadiense Marc Martel para conseguir recrear, casi al 100%, la grandiosa voz de Mercury.

En esencia Bohemian Rhapsody es una oda a Queen, a su música y sobre todo a Freddie; una película emocionante y digna de ver que te hace disfrutar hasta el último minuto y, aunque descarta ser 100% veraz y deja algunos cabos sueltos en el argumento, ilusiona a los fans más veteranos y cautiva a los más recientes.

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